Hay que tener en cuenta, que cada caso requiere de una adaptación específica del material, basada en la edad cronológica, el tiempo que lleva con la sordera, el nivel que tenga de estructuración del lenguaje, de comprensión, expresión... Hay que tener presente que no será lo mismo comenzar a trabajar la estimulación con un niño de corta edad, pre-lingual, que si el niño está en edad escolar, o es ya un adulto. Podemos hablar de cinco etapas en la rehabilitación de un implante coclear: detección, discriminación, identificación, reconocimiento y comprensión. Además hay que desarrollar habilidades como la percepción de la prosodia y la percepción de los fonemas.
1. DETECCIÓN: en esta etapa, el niño debe indicarnos la presencia o ausencia de sonido. Es muy importante que el niño detecte cualquier sonido inesperado, por lo que a la hora de trabajar cualquiera de ellos, se debe advertir de que un sonido va a producirse, para así poder detectar posteriormente otro inesperado. Hay que incidir en la presencia de sonido ya que muchos niños prelinguales oyen pero no escuchan. Nos interesa conocer si el niño oye o no oye.
Ejercicio: Se le presenta al niño un estímulo sonoro musical, cada vez que lo escuche tiene que bailar, y parar de bailar cuando no lo oiga.
2. DISCRIMICNACIÓN: Una vez que el niño detecte cuando hay sonido y cuándo no, se trabajara con las cualidades del mismo. Siempre se presentan dos opciones a elegir, pero antes se debe familiarizar al niño con los ítems que le vamos a presentar, para preverle de una cierta memoria auditiva. El objetivo de esta etapa es dar respuesta a estas preguntas:
- ¿es igual?
- ¿es diferente?
Ejercicio: Producir sonidos con el mismo objeto por ejemplo con unos platillos, y el niño debe contar el número de golpes que demos.
3. IDENTIFICACIÓN: en esta etapa, el niño tiene que escoger la respuesta adecuada entre varias presentaciones. Se pueden utilizar objetos reales, juguetes, dibujos, fotos...
Ejercicio: Hacer sonar en distinto orden dos instrumentos musicales como una flauta y un tambor y se le pregunta al niño:
-¿Cuál oyes primero?
-¿Cuál oyes más tarde?
y a continuación se le indica que haga lo mismo.
4. RECONOCIMIENTO: antes de empezar esta fase, hay que asegurarse de que el niño sea capaz de identificar entre un largo y extenso número de ítems. El objetivo de esta fase es conseguir que el niño pueda repetir lo que ha escuchado, para ello se puede ayudar con lectura labial y en algunas ocasiones le proporcionaremos alguna pista.
Ejercicio: para trabajar las diferentes horas, le damos una pista como la imagen de la esfera de un reloj y el niño tiene que saber de qué hora se trata. Se puede hablar de: madrugada, tarde, noche, medias, horas en punto, cuartos...
5. COMPRENSIÓN: Esta es la fase más elevada, se trata de poner la audición al servicio del lenguaje oral, pasando por todas las fases cognitivas llegando a una plena comunicación interactiva.
Ejercicio: Realizar pequeños diálogos para preparar al niño para una conversación interactiva total, hablando de las vacaciones, de lo que hace los fines de semana... a continuación, se le podrían hacer preguntas como:
-¿Qué hiciste este fin de semana?
-¿Dónde fuiste?
-¿Cómo lo pasaste?
Las respuestas del niño son los mejores indicadores para conocer si se puede pasar a la siguiente fase de rehabilitación o se debe permanecer en el mismo nivel. Hay que tener en cuenta el entorno del niño.