Los sistemas de implante coclear convierten los sonidos cotidianos en impulsos eléctricos codificados. Estos pulsos eléctricos estimulan el nervio auditivo y el cerebro los interpreta como sonidos. Debido a que el cerebro recibe el sonido de forma instantánea, los sonidos se oyen al mismo tiempo que se producen.
Los sonidos son captados por el micrófono direccional situado detrás del oído y los convierte en una señal eléctrica. A través de un cable viaja la señal eléctrica hasta el procesador del habla.
El procesador filtra, analiza, digitaliza y codifica la señal. Las señales codificadas del procesador se envían por un cable a la bobina o antena de transmisión.
La antena bobina o transmisor, envía señales por FM al receptor-estimulador colocado debajo de la piel.
El estimulador, entrega la información codificada a los electrodos insertados en la rampa timpánica de la cóclea.
La estimulación eléctrica codificada, alcanza a las fibras del nervio auditivo en la cóclea, generándose un potencial de acción.
La información ahora bioeléctrica se transmite a través del sistema auditivo hacia el área cortical auditiva para su interpretación.
Resumiendo:
1. El micrófono del procesador de audio recoge los sonidos.
2. El procesador de audio analiza y codifica el sonido en un patrón especial de pulsos eléctricos.
3. Estos pulsos se envían a la bobina y se transmiten al implante a través de la piel intacta (vía ondas de radio).
4. El implante envía los pulsos a los electrodos en la cóclea.
5. Los electrodos estimulan la cóclea a muy alta velocidad.
6. El nervio auditivo recoge la señal y la envía al centro de audición en el cerebro. El cerebro reconoce estas señales como sonido.
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