Nuestro despertar a la vida se caracteriza por tener una primera fase auditiva. El lenguaje necesita para su elaboración de la asociación auditiva, fónica y una excitación permanente de la sinergia neuromuscular.
El individuo que posee audición normal tiene la posibilidad de escuchar y localizar los sonidos que luego analiza y posteriormente ejecuta.
Poseer una integridad de audición es condición básica para la información sonora, especialmente en las incumbencias del lenguaje oral.
La música desempeña un rol primordial en las manifestaciones expresivas sonoras del pensamiento.
Los elementos musicales presentan una relación directa con los de la naturaleza humana, estableciéndose conexión entre: ritmo y vida fisiológica, melodía y vida afectiva, armonía e inteligencia humana.
Desde una concepción filosófica en la enseñanza receptiva auditiva del hombre entran a participar tres aspectos:
Ø Receptividad sensorial auditiva.
Ø Sensibilidad afectivo auditiva.
Ø Percepción mental auditiva.
Durante buena parte de la maduración y, especialmente en el individuo adulto, el sistema auditivo sirve para la detección y evaluación de las ondas sonoras lo que permite la supervivencia del individuo y su relación con el medio externo.
Embriología del oido
El oído se divide en tres segmentos:
1. El oído externo, formado por el pabellón auricular, el conducto auditivo externo y
la capa más externa de la membrana timpánica.
2. El oído medio, formado por la tuba auditiva, cavidad timpánica y celdas
mastoideas.
3. El oído interno, que está formado por la cóclea, el vestíbulo (que tiene en su
interior 2 estructuras membranosas, el utrículo y el sáculo), los conductos semicirculares y el conducto y el saco endolinfático.
Desarrollo:
El pabellón auricular se desarrolla a partir del primer y segundo arco faríngeo, desde aproximadamente la 6ta semana de gestación. A partir de 6 a 8 montículos o mamelones se van desarrollando las distintas eminencias o formas del cartílago del pabellón auricular.
Mamelones:
El conducto auditivo externo deriva de la primera hendidura branquial, que se rodea de los mamelones de los arcos 1 y 2. Inicialmente, el conducto auditivo externo se tapa con un “tapón” de tejido llamado tampón meatal, que luego se reabsorbe.
La primera hendidura faríngea, esta recubierta por ectodermo. Este ectodermo es el que, finalmente, casi contacta con el endodermo, quedando entre ambos una delgada capa de mesodermo. Estas tres capas formarán la membrana timpánica. El endodermo que forma la membrana timpánica recubre al receso tubotimpánico, que corresponde a la primera bolsa faríngea, y que formará la cámara
timpánica, la tuba auditiva y recubrirá a las celdas mastoídeas.
Sobre el receso tubo timpánico, un conjunto de células del mesodermo comienzan a diferenciar y a formar el conjunto de huesecillos y los músculos tensor del tímpano y el músculo del Estapedio. El músculo del tímpano y el Incus provienen del
mesodermo del primer arco faríngeo, mientras que el Estapedio proviene del
mesodermo del segundo arco faríngeo. El origen de estas estructuras
determina su inervación.
Estos huecesillos son finalmente recubiertos por el endodermo de la primera bolsa faríngea. De esta forma los huecesillos quedan envueltos por una capa delgada de mucosa dependiente del endodermo.
El oído interno comienza a desarrollarse a partir de la cuarta semana de gestación y se forma a partir del ectodermo del mielencéfalo.
Primero aparece una placoda, que es la placoda ótica, que se invagina formando la fosa ótica, que posteriormente se cierra, al igual que el tubo neural, para constituir una vesícula ótica (hueca, como una vesícula precisamente). Ésta formará lo que en el adulto corresponde al laberinto membranoso.
La vesícula ótica va a formar:
1. Al Utrículo
2. Al Conducto coclear / (simultáneamente) al conducto y saco endolinfatico
La vesícula se divide en un componente ventral que da origen al sáculo, y otro que da origen al utrículo, queda así como dos sacos unidos por un conducto y que se
conectan con el exterior por otro conducto común y superior, el que da origen al
conducto endolinfático.
La porción utricular comienza a formar evaginaciones aplanadas, cuyas paredes se adosan entre sí en el centro, desapareciendo y quedando tres canales (ex
evaginaciones aplanadas) dispuestos en tres ejes espaciales (dos perpendiculares a la
horizontal, perpendiculares entre sí, y uno paralelo a la horizontal). Estos corresponden a los canales semicirculares. En el punto de reunión de los dos
extremos de los tres canales, se encuentra una parte de la vesícula que no se aplanó,
y que corresponde al utrículo.
Células del epitelio de la vesícula se desprenden de esta, y forman, en conjunto con células de la cresta neural, el ganglio Estatoacústico.
Se forman también las crestas ampollares y las manchas acústicas.
Un extremo de la porción sacular comienza a evaginarse y a enrollarse en espiral, esta porción espiralada comienza a alargarse y a separarse del resto de esta porción de la vesícula, quedando el sáculo unido a la porción coclear por el conducto saculococlear.
A la 10 semana, el conducto coclear comienza a vacuolarizarse, formando las rampas
vestibular y timpánicas. Se forman también las membranas: basilar y vestibular, el
ligamento espiral une al conducto coclear con el cartílago (por lateral).
Se forma el modiolo y las crestas interna (limbo) y externa (celulas estereociliadas)
Mientras, el mesodermo circundante se condensa y diferencia a cartílago, formando el
laberinto óseo